A sus cien años, San Juan Evangelista decide escribir su cuarta y última epístola dirigida a todos los adeptos de la naciente Iglesia, con el propósito de desvelar y rectificar los errores que han surgido a partir de las enseñanzas de Jesucristo.
San Juan nos recuerda en este testamento que los verdaderos preceptos de Jesús eran más humanos que divinos y que la religión no es un compromiso social y colectivo en el que la mayoría acata con sumisión lo que unos pocos han decidido como bueno o malo.
Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, España. Era una persona normal (según sus propias palabras) hasta que en 1972 el Destino (con mayúsculas, según él) le salió al encuentro, y se especializó en la investigación de enigmas y misterios. Ha publicado 56 libros. En julio de 2002 estuvo a punto de morir.
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